Una reflexión sobre cultura, economía e innovación
Por José Mauricio Chávez Charro
En una primera mirada, parecerían tres términos que no tendrían ninguna relación cuando hablamos de “cultura”, “economía” e “innovación”. La relación entre cultura, economía e innovación es compleja y se puede entender desde diferentes perspectivas. Estos tres elementos están interconectados y se influyen mutuamente de varias maneras. A continuación, se presentan algunas formas en las que se relacionan desde el punto de vista de los profesores Pau Rausell Köster y Roberto Gómez de la Iglesia, en sus clases dentro del Curso de Experto Universitario en Gestión Cultural, año académico 2022-2023.
Para Pau Rausell, la economía es una ciencia social, que trata de explicar el comportamiento de las personas, así que la economía es individualismo, ya que la persona toma decisiones, los individuos tratan de maximizar las utilidades. Las soluciones que conciben los economistas para la cultura son: i) incrementar beneficio, ii) reducir los costos, iii) modificar las preferencias, esto a largo plazo, iv) remover las restricciones, sean estas: las sociales, física y otras).
En la línea de la economía como ciencia social, se habla de la economía de la cultura, que requiere que se tenga mediciones de los diferentes ámbitos o elementos de la cultura como: los catálogos administrativos, las estadísticas culturales, cuentas satélite de la cultura, los estudios sectoriales, la utilización de modelos econométricos, sistemas de indicadores, mapeos culturales, estudios de impacto económico, estudios de valoración contingentes. Como evidenciamos, la gran cantidad de aspectos de la cultura que son susceptibles de ser medidos, por tanto, tratados y explicados por la economía.
Otros enfoques de la economía y la cultura son: los que se encuentra orientados a la economía como herramienta para el análisis sectorial de las actividades ligadas a la cultura y la creatividad; la economía de la cultura como análisis de las fuentes de financiación de las actividades culturales; la economía de la cultura como programa de política económica y su relación con el desarrollo. Con lo mencionado en los párrafos anteriores se demuestra con aspectos concretos la relación existente entre la Economía y la Cultura.
La cultura e innovación fue tratada por Roberto Gómez de la Iglesia, quien trabaja en la economía creativa, y enfatiza que no solamente tiene que ver con la dimensión económica de los sectores, si no también desde esos mismos sectores podemos hacer más creativos a los demás, mediante metodologías con base cultural en sectores diversos. Lo indicado lo resumen en la siguiente frase: “Buscamos hacer de las artes, la cultura y la creatividad motores transversales de cambio y transformación”.
Las organizaciones tanto sociales y económicas, más allá de sobrevivir ofreciendo buenos productos o servicios, hoy están buscando:
- afrontar el reto digital y la intangibilización progresiva
- actuar con lógicas de sostenibilidad
- crear nuevos significados compartidos y conectar
- desarrollar nuevos espacios de relación con sus públicos (internos y externos)
- emocionar en todo momento y lugar
- generar experiencias
Ese marco de innovación precisa la capacidad de generar experiencias, la imaginación, la capacidad de trabajar en los límites, en las periferias, tan propia del mundo creativo. Nos hace reflexionar el sentido de que el mundo de la cultura, y especialmente de las artes, precisa resituar su rol en el mundo actual, en una sociedad donde las barreras son cada vez más difusas y surgen nuevos diálogos, por tanto, se hace necesario revisar la relación entre las artes, la cultura, la creatividad, su sector, la sociedad y la economía.
Especial mención se merece la participación en los procesos de generación de innovación disruptiva, de lo que domina Roberto Gómez como “colaboradores improbables” a: los artistas relacionales, experienciales, tecnológicos, creadores, pensadores, profesionales creativos, que a menudo son “periféricos”, quienes actúan como investigadores, usuarios extremos, críticos de sistemas, comunicadores y catalizadores creativos, Todo esto para generar la innovación para cualquier tipo de organizaciones o sector empresarial, permitiendo dar un gran impulso a los sectores creativos que permita “innovar la innovación”.
Algunas reflexiones
Influencia cultural en la economía e innovación: La cultura de una sociedad puede tener un impacto significativo en su economía e innovación. Las creencias, valores, normas y
comportamientos culturales pueden afectar las actitudes hacia el riesgo, el espíritu empresarial y la creatividad. Por ejemplo, una cultura que fomenta la experimentación y la tolerancia al
fracaso puede promover la innovación y el emprendimiento.
Impacto económico en la cultura e innovación: La economía de un país o región puede influir en la cultura y la innovación. Por ejemplo, un entorno económico próspero con acceso a recursos financieros y oportunidades de inversión puede fomentar la innovación y el desarrollo cultural. Además, el gasto en actividades culturales, como las artes y el patrimonio, puede impulsar la economía y la creatividad.
Innovación como impulsor económico y cultural: La innovación puede impulsar tanto la economía como la cultura de una sociedad. La introducción de nuevas ideas, tecnologías y procesos puede generar crecimiento económico al mejorar la productividad y la eficiencia. Al mismo tiempo, la innovación puede tener un impacto cultural al cambiar las formas en que las personas interactúan, se comunican y consumen información y productos culturales.
Políticas y marcos institucionales: Las políticas gubernamentales y los marcos institucionales también desempeñan un papel importante en la relación entre cultura, economía e innovación.
Los incentivos fiscales, los programas de apoyo a la innovación y las políticas culturales pueden influir en la forma en que se promueve la creatividad, se fomenta la inversión y se protege el
patrimonio cultural.
En resumen, la cultura, la economía y la innovación están estrechamente vinculadas y se influyen mutuamente. La cultura puede influir en la economía y la innovación al moldear actitudes y comportamientos, mientras que la economía puede afectar la cultura y la innovación al proporcionar recursos y oportunidades. La innovación, a su vez, puede ser un impulsor tanto económico como cultural al introducir nuevas ideas y tecnologías. La comprensión de estas interrelaciones puede ser fundamental para fomentar el crecimiento económico sostenible y el desarrollo cultural.
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